Cristo y Anticristo

¿Existen acaso palabras para expresar, lo que esta Luna llena viene a manifestar? ¿Existe acaso expresión que pueda desparramar en nuestra vigilia, toda su intensidad, sin que corramos el peligro de quedar disueltos ante semejante acto numinoso?
¿Pero es acaso factible, que también pensemos en Piscis con sus sombras, sombras oscuras si las hay, propias de la naturaleza del alma humana?
El último signo del Zodiaco nos envuelve en las luces y las sombras de la experiencia de la humanidad. Esta Luna llena nos invita a despejar estas temáticas. Y seguramente no hallemos palabras concretas para poder expresar todo lo que sentimos, ya que lo innombrable no tiene acceso al mundo del lenguaje. Nos quedamos cortos al tratar de decir lo que percibimos; estamos fallados, barrados, tachados frente al poderío inmenso que nos trae la manifestación de la fuerza transpersonal. Y en algún punto, aquellas prácticas que carecen de lenguaje y de palabras, son las indicadas en este día para tratar de fogonear un poquito este inmenso caudal de emociones que emergen. La música, el arte y las imágenes de los sueños son expresiones del alma que no sólo traen miradas felices y luminosas sino que también pueden evocar instancias bien destructivas y de inmensas escisiones internas. No por nada el símbolo de la Vésica Piscis nos ofrece dos peces que se fagocitan uno al otro. No por nada el mar nos expone a gigantes seres de fauces voraces. La energía de Piscis no es solo una expresión de lo más sutil, sino que nos expone a una enorme necesidad de vivenciar nuestros aspectos más devoradores, ya que en la vida del mar y del inconsciente colectivo, conviven todos los símbolos que el ser humanos ha sabido construir a lo largo de su existencia.
A una enorme conexión con el alma se le hace muy preciso una enorme conexión con la vida del cuerpo. Tema que en los últimos dos milenios de la Era de Piscis ha sido una de las herencias más difíciles de sanar. Todavía estamos pagando las consecuencias de haber experimentado esta tremenda escisión entre la vida del espíritu y la vida de las pulsiones naturales. La energía de Piscis y sus representantes arquetipicos también nos traen en esta Luna llena, una reflexión acerca de cómo nos manejamos con la necesaria hibridación que debemos trabajar ya a esta altura de la representación zodiacal, cuando nos topamos con la Casa Doce de nuestro mandala natal. Un híbrido que no puede ya quedarse con la idea falaz de que para habitar al universo del alma debe sacrificar la vida del cuerpo. Un híbrido que ya no puede quedarse con la visión de la luz sutil y elevada; de la iluminación del espíritu, sacrificando la sombra; la vida del inframundo que habita en cada unos de nosotros.
¡Qué tremendo error suponer que el estado meditativo y la vida sublime del espíritu puede advenir sólo evadiendo y sacrificando la animalidad humana!
¡Qué terribles consecuencias tiene el mal uso y la mala interpretación de las cualidades energéticas de este estadio arquetipico que es Piscis, cuando se desconoce que en lo más profundo de sus mares, también habitan las más temibles bestias tiburonicas, como lo expresan las figuras como la del antiguo Kraken, escondidas en los recónditos y vertiginosos laberintos del alma!
Esta Luna llena es sin dudas, una Luna para meditar, elevar el espíritu y bucear en las profundidades de nuestra existencia, pero sobre todo, es una Luna llena que nos convoca más que nunca a conectar con la inexorable realidad de que somos humanos. Piscis es una energía trasnpersonal en donde anida todo el recorrido arquetipico de la experiencia humana. No perdamos este registro. Elevemos en alma y cuerpo, la integración de nuestras luces y de nuestras sombras, Sólo así habremos traspasado el umbral de lo desconocido.
Celebremos el Ser Humanos, y elevemos esta expresión hasta lo más alto del cosmos.
En este día me saludo y los saludo, y le digo SI a todo tal cual fue y es.
Feliz Luna llena en Piscis para todos.