El Astrólogo Filosofo y el Astrólogo Militante – Hacia una mirada integral del rol del Astrólogo en la Era de Acuario

El Astrólogo Filosofo y el Astrólogo Militante – Hacia una mirada integral del rol del Astrólogo en la Era de Acuario

Estamos transitando un momento de la historia de la humanidad, en donde se vuelve imprescindible replantear la utilización de determinadas herramientas simbólicas. Como Astrólogos y estudiosos de la Astrología en la Era de Acuario, tenemos la responsabilidad y el desafío, de volver una vez más a re pensar y a re sentir ciertos interrogantes, que se suscitan en relación y en función de los fenómenos colectivos e individuales que están en pleno auge, estallando como bengalas en el aire. Nuevas miradas que están en viejas ideas, pero que muchas veces precisan de ser re descubiertas y re editadas.

La Astrología como lenguaje simbólico, como matriz interpretativa, ha ido adquiriendo cada vez mayor relevancia en el mundo actual. Siento que se vuelve una tarea y un emprendimiento muy valioso el comenzar a re plantear el marco de referencia de nuestra herramienta; su función y su objetivo, y sobre todo el alcance y las condiciones de posibilidad que la habilitan para generar nuevos focos y manifestaciones de consciencia.

Percibo que por un lado está la Astrología del Filósofo; la Astrología que versa sobre sentidos profundos, sobre ribetes intelectuales que intentan a través de sus referencias y construcciones explicar y echar luz a nuestro mundo; que imprime la apertura y la amplificación del conocimiento de nuestro universo de significación. Esta Astrología es fundamental, en tanto que posibilita la práctica del pensamiento y la pregunta siempre abierta, siempre atenta; la pregunta que genera las posibles primicias de sentido que direccionan nuestros métodos cotidianos. Estoy convencida de que la Astrología del Filósofo es el sustento nutricio que enriquece nuestros paradigmas y que nos interpela a cuestionar siempre nuestra posición vigente. Nos habilita al cambio, a transmutar, y nos invita cordialmente a la revisión permanente de nuestros patrones establecidos; de nuestros statu-quo. Sin el Astrólogo Filosofo no podríamos negociar ningún tipo de transacción de pensamiento, y quedaríamos varados en marcos teóricos y andamiajes obsoletos, tomados por estructuras de pensamiento rígidas y vacuas. El Astrología del Filósofo imprime en cada uno de nosotros el amor al saber. Y el saber, es una práctica de potencia y de poder.

Pero la Revolución Permanente en el campo de la Astrología,(termino teórico empleado por el Marxismo en el año 1844, y luego utilizado por León Trotsky en el año 1929, en su libro, titulado con este mismo nombre), concepto que me permito utilizar entendiendo al mismo como la posibilidad de generar un movimiento continuo en la realidad efectiva, vigente y concreta; solo se enmarca y cobra sentido, desde mi perspectiva, si trabajamos la Astrología del Filósofo en vinculo cotidiano y constante, con lo que yo llamo la Astrología del Militante.

La Astrología del militante convoca masas y conocimiento práctico. Precisa de búsquedas concretas que puedan llegar a las mayorías. Nos interpela a utilizar nuestro lenguaje simbólico desde una mirada inclusiva, empática y amorosa, en donde el foco esta puesto en la necesidad de evolucionar desde el corazón, desde el amor y desde la posibilidad de conectarnos a través de un horizonte de sentido posible para todos. Sus palabras son simples y se orientan sencillamente, hacia la práctica de la experiencia. La Astrología del militante toma partido; entiende que más allá del conocimiento teórico e intelectual que podamos tener acerca de la existencia, de su multiplicidad y de su naturaleza simultánea; de sus fundamentos y procesos, es importante el aquí y el ahora. El Astrólogo Militante toma posición frente a lo que acontece pudiendo comprometerse desde el cuerpo, las emociones, y su mismísima humanidad. Se revela y se construye con lo que va tejiendo como sujeto sintiente, como las fotos antiguas que, en la oscuridad de un cuarto, y filtradas con los líquidos necesarios, van tomando una silueta. Este proceso se da en función de la mirada de ese Otro que observa, que existe.

La Astrología Militante esta en los recovecos, en las calles; en el día a día de nuestro trabajo cotidiano, en los silencios de nuestros dolores. La Astrología Militante se cuela por los poros, se tiñe de nuestras emociones, se enfurece, y vuelve a conectar con la tranquilidad que emerge de un abrazo fraterno, cuando nos sentimos amados. La Astrología Militante es acá, ahora; no conoce de pensamiento ni tiempo; sucede, acontece, ama, odia, se apasiona. Es acto, no representación. Es impulso, no pensamiento. Es la experiencia misma que se abre paso y que no precisa de fundamentos y palabras extrañas o difíciles. Solo precisa de nosotros, presentes, en cuerpo y alma, en humanidad.

La Revolución Permanente de la Astrología surge y adviene de la síntesis y el trabajo simultaneo de estas dos vertientes, y de muchas otras múltiples líneas de expresión que siento que habitan el mundo de este maravilloso lenguaje simbólico. Muchas otras expresiones que se asoman, y que pueden colaborar con lo que intento manifestar.

Entonces me asalta necesidad de volver a preguntar, ¿para que hacemos astrología? ¿qué hacemos cuando hacemos astrología? ¿en que confiamos?; ¿que sentimos, que dirección tomamos? Y … ¿que desafíos se presentan frente a nuestros ojos, como astrólogos y estudiosos de la astrología? Estas son algunas preguntas que me van surgiendo y que van haciendo crecer nuevas formas y nuevos sustentos, nuevos pensamientos y nuevos sentires en mi labor cotidiano.

Un nuevo Sujeto Astrológico está naciendo alrededor de estas consignas que interpelan tanto al Astrólogo Filosofo, como al Astrólogo Militante en una necesaria practica unitaria, en un sello orgánico, y por consiguiente, en la imagen todavía escurridiza de lo que yo llamo “Astrólogo Orgánico”, como diría Antonio Gramsci, haciendo referencia al intelectual orgánico de su época, que era el sujeto que reunía las condiciones de intelectual, pero también y al mismo tiempo de militante de las causas que habitaban en su corazón; un constructor de hegemonía ética-cultural, encargado de versar y accionar tanto en el mundo de las ideas, como en el mundo del aquí y el ahora, sin perder el compromiso con su humanidad y animalidad. El Astrólogo Orgánico arma e inventa hegemonías; es el encargado de crear una humanidad hegemónica.

El Astrologo Orgánico, como fundamento de su propia existencia, nos trae el desafío de poder diseñar una nueva identidad; un nuevo Sujeto Astrológico, que interprete la matriz zodiacal como dinámica en juego permanente. Las dinámicas zodiacales solo pueden ser desarrolladas e interpretadas por el ojo de este nuevo Sujeto Astrológico; este nuevo espacio y entramado identitario que propone organicidad de sentido, pero no en la cerrazón de su práctica., sino en la continua manifestación ordenada de la novedad. Una nueva organicidad astrológica que emprende un viaje de agenciamiento de sentido, al estilo Deleuzeano. Tejido estriado y reductible que forma parte de un universo de significación infinito, pero que nunca pliega del todo sus alas para perderse en la locura de la apertura creativa; sujeto astrológico que se sostiene en sus marcos de referencias pero que nunca termina de planchar, guardar y anestesiar sus máscaras.

El Astrologo Orgánico es un agente. Un agente que necesita de campos ondulados de pensamiento convergentes y de pliegues de sentido permanente. Es un Astrologo que ya no precisa, (al menos no necesariamente), de una carta natal individual para comprender procesos y dinámicas individuales; porque ahora precisa comprender procesos colectivos. Comprende que no existe en este mundo una carta natal individual que no hable de un “nosotros” Los agenciamientos de sentido se sostienen en una estructura presente que no aniquila la fuerza creativa del inconsciente, sino que la habilita a desplegarse hacia un horizonte de sagacidad plena y sagrada.

La Revolución Permanente del Astrologo Orgánico está comenzando, y cada uno de nosotros es agente de esta nueva institución de sensibilidad, percepción y consciencia.

Las dinámicas zodiacales pendulan y zigzaguean; nos invitan a desarrollar una mirada aguda y sentida; un enfoque humano, amoroso. Detrás de un solo mapa individual, podemos vislumbrar la multiplicidad de lo colectivo. El Astrologo Orgánico es agente de cambios y busca la novedad en lo arcaico, en las estructuras fundantes. Es la mirada previsora del futuro que comprende que las vanguardias se fundan en los basamentos más antiguos de nuestra cultura y nuestra civilización. Es la pregunta novedosa del presente asentándose cómodamente en los ropajes de sus ancestros y reconociéndose allí, como un sujeto/colectivo novedoso, re creado, re armado. El Astrologo Orgánico adviene, pero es; es agente de su propia experiencia sabiéndose múltiple. Sabe que su brazo es el brazo de todos; sabe que su hambre es el hambre de unos cuentos y cuando conecta con su estómago, lo hace sabiéndose estomago universal; estomago gigante, estomago de muchas almas. El Astrologo Orgánico es agente de dinámicas, de resonancias, se sabe único y múltiple y opera desde allí, generando la consciencia necesaria para que la Revolución Permanente crezca y se expanda, o regrese y se sumerja, dependiendo de los ciclos naturales por los que este atravesado.

Este nuevo Sujeto Astrológico precisa de una nueva mirada que contemple la posibilidad de reunir, de re ligar, al Astrologo Filosofo y al Astrologo Militante; junto con otras muchas facetas y expresiones. Nuevas agencias, flexibles y sensibles desarrollando nuevas dinámicas de contingentes facultades. El desafío es generar esta identidad proteica, maleable, que posibilite una apertura creativa. Una apertura creativa que se sostenga sobre viejos saberes pero que apunte a generar un nuevo bucle de determinación. Gradualidades y rizomas que resuenen, como cuando nuestro padre pone a Mozart en el tocadiscos de su abuelo, y nosotros escuchamos esa melodía que, si bien clava sus uñas en un pasado muy arcaico, sentimos como novedad del instante presente. No hay pasado que no sea novedoso desde la mirada del Astrologo Militante. No hay futuro que no sea una vanguardia que re edita un ayer remoto para la mirada del Astrologo Filosofo.

Y juntos hacen destino.

¿Cuán conscientes somos, cuando miramos una Carta Natal, de su entramado de eternidad y de multitud? ¿Cuán abiertos estamos a la entrega que implica sabernos inmutables, perpetuos y presentes y finitos al mismo tiempo? ¿Cuán preparados estamos para vivir en la tensión que implica sabernos muertos y vivos, en el mundo de abajo y en el mundo de los cielos, en un repicar de simultaneidad? Somos los fantasmas que tanto añoramos reencontrar, en los rituales fúnebres de nuestro pasado.

El Astrologo Orgánico agencia en el cielo y en el infierno. Trabaja con dinámicas eternas y finitas, siente aquí y combate en el futuro. Se planta, se juega, y se sabe humanidad, siempre. Su peso corporal es etéreo, y pisa fuerte. Aun no conocemos bien lo que es sentir su contextura, pero la percibimos desde siempre.

La Astrología de la Era de Acuario nos interpela a inventarnos con los retazos más viejos y con las dinámicas zodiacales que expresan la Humanidad de Dios; una Humanidad vibrante, una Humanidad orgánica y funcional a nuestros tiempos y a los desafíos de nuestro mundo y de nuestros derroteros actuales.

Una Astrología de Dios, que desmantele los fanatismos y segregaciones del pasado, posibilitando una nueva práctica, y un nuevo escenario de experiencia.

Dinámicas zodiacales, agenciamientos nuevos, Astrología Orgánica, rizomas, Astrología de Dios…devenires novedosos que convergen con viejos rituales y que recubren el rostro de la Astrología en la Era de Acuario y de nuestra responsable participación en la construcción de su Humana hegemonía.

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