Reacción y Locura

Reacción y Locura

“Entre las bambalinas y repliegues de la cerrazón y la apertura de la conciencia”

Cuando trabajamos con la Luna en Cáncer, desde el marco de la Astrología Arquetipal, trabajamos con un sin número de imágenes primitivas y arcaicas; tribales, ya que le experiencia Canceriana es el corazón del matriarcado interno que todos poseemos y nos vincula directamente con el centro de este momento humano, en dónde la epopeya femenina; nutricia y clánica, estuvo exultante y era el punto fundante de la organización socio política y cultural de la especie humana. Algunas culturas primigenias todavía conservan hoy este tipo de organización tribal y junto con dicha organización, conservan los más bellos diseños que hemos sabido cultivar en términos de la capacidad de sedimentar afectivamente nuestros vínculos. Cáncer es sedimentación afectiva circulando y cerrando compuertas para que todo permanezca dentro de un marco limitado pero conocido. Un pasado mejor; una tribu o familia primal que desarrolla dicha sedimentación afectiva vinculante y que cierne sus puertas alzando a viva voz las consignas de sus rondas. Todo es preciso de ser resguardado, nutrido y cuidado. El Clan es Sagrado. Y lo sagrado femenino con sus imágenes arquetipales se develan con toda su fuerza y esplendor, para que podamos interpretar las consignas que este tipo de lunación nos trae.

Cuando la Luna está teñida por la experiencia Canceriana los astrólogos decimos que esta domiciliada y cómoda. Sin embargo los mecanismos defensivos que se suscitan siguen siendo un desafío para la conciencia, que en pos de cuidar y nutrir a esta gran imago del clan, sellará cualquier tipo de avance o novedad que pueda traer la experiencia vital; disecando las posibilidades del sujeto de mutar, cambiar e incorporar lo nuevo. Existe para el mecanismo Lunar Canceriano una tendencia innata a levantar las murallas defensivas en la medida en la que algo nuevo emerge sobre la linea del horizonte. Y es justamente este punto lo que se trae entre manos la cuadratura con Urano.

Las cuadraturas en Astrología son aspectos tensos o inarmónicos que le demandan a nuestro aparato psíquico un gran esfuerzo de integración. Son aspectos que denotan una fuerte discordia intra psíquica y que muchas veces no son bien observables como las oposiciones, porque representan una dinámica de tirantez interna que no terminamos de descifrar de buenas a primeras. Es como si tuviéramos algo al lado que se expresa sin mostrar el rostro y que nos genera mucha incomodidad. En las oposiciones al menos uno vive la tensión proyectada y suele estar en el marco de un eje de opuestos complementarios, lo cual en algún punto, es un aliciente a la hora de gestar integración. Pero en las cuadraturas convergen elementos y funciones divergentes que implican, a pesar de la dificultad, un gran desarrollo evolutivo para nuestra consciencia. Es por este motivo que los aspectos tensos en las cartas natales suelen traer consigo una gran ventaja evolutiva; en la medida en la que las trabajemos correctamente.

Cuando Urano forma un aspecto con la Luna parte de esta situación de tensión inherente recién descrita, se presenta en la conciencia del sujeto, cada vez que él desea ir en búsqueda de un lugar psiquicamente seguro. Algo emerge en la conciencia que necesita guardar y conservar posiciones pero a la vez, y de manera tensa y silenciosa, parte de nuestra estructura defensiva se conecta con las necesidades Uranianas de resguardo, que son, por definición, necesidades contrapuesta a las Lunares. Urano se desmarca repentinamente de aquello que precisa conservación y cerrazón y sale al cruce disruptivamente; mutando y cortando cualesquier tipo de asociación con el pasado circundante. Este es el punto de resguardo de la consciencia cuando la Luna está aspectada por Urano. De manera tal que hay una tendencia contrapuesta muy fuerte: una me guía a cerrar las fronteras pero la otra me exige y demanda apertura y despliegue descontrolado.

Para el psiquismo de un niño, devenido en un adulto y devenido más tarde en sujeto colectivo, esta tensión será inevitable pero potencialmente evolutiva. Sabemos que nuestro aparato psíquico tiende a polarizar en búsqueda de la integración de las experiencias de la vida y por ende sería de suponer que el psiquismo infantil vaya desarrollando hacia la maduración una identificación con algunas de estas contrapuestas tendencias dejando afuera la tensión que supone asumir el polo contrario y por ende, proyectándolo en el afuera o dejándolo reposado en el saco de la Sombra.

 ¿Cómo integrar con el devenir de niño a hombre y de hombre a sujeto colectivo y social este tipo de vinculación ?

Tanto en el orden micro como macro social, contamos con muchos ejemplos que señalan las dificultades que aún hoy tenemos para integrar avance tecnológico, innovación y despliegue creativo con los tiempos de la vida afectiva. Todavía necesitamos trabajar mucho estas dinámicas internas en orden de que puedan emerger tiempos y ritmos que hagan confluir nuestras experiencias de avance de la razón iluminada, y creatividad con los tiempos emocionales y corporales. El ser humano a cometido grandes atrocidades por ir en búsqueda de sus ideales sin comandar dicho procesos desde el centro mismo de la temporalidad interna del sentir y del cuerpo.

Este tipo de aspecto de cuadratura supone un intercambio integrado y consciente de los movimientos que gestan y generan un avance y mutación; que reciben la novedad en el marco de un propicio acuerdo con el resto de nuestras fuerzas psíquicas, y por otro lado, los movimientos que gestan y generan un cierre de las fronteras en pos del resguardo y del so
siego que muchas veces necesitamos para mantener la homeostásis interna. El conflicto surgirá cuando ambas dinámicas se hagan presentes como “necesidad” propia del complejo Lunar, demandando en simultáneo ambas direcciones de acción. Está en nosotros reconocer cada una de las instancias de esta confluencia interna para logar de una manera ordenada, desarrollar ambas tendencias. El aparato psíquico cuenta con mecanismos autorregulativos que emergen en momentos en donde estamos quemando las naves y avanzando más rápido de lo que debiéramos.

¿Pero somos capaces de desarrollar un ojo crítico que observe este fenomeno y reaccione a tiempo?

Creo que una buena manera de resolver y sostener la paradoja que implica este tipo de emplazamiento celeste consiste en volver a revisar los conceptos de reacción y locura. La Luna es un arquetipo reaccionario; reacciona frente a lo desconocido. Urano es un arquetipo que corre el velo de la locura y que nos introduce en un campo completamente descontrolado para nuestra pequeña conciencia yoica.. De alguna manera, sostener la paradoja de integración de ambos movimientos, implica aceptar que existe muy por fuera de mi capacidad de control y comprensión, un flujo vital de energía que devendrá en cambio y que cuanto más reprimido esté, más fuerza suscitará. Pero también implica un reconocimiento de las herramientas que el yo posee para canalizar y direccionar esta enorme corriente eléctrica. Podemos reflexionar acerca de qué posición tomar con respecto a este influjo transpersonal en nuestra vida y también podemos revisar cómo y cuando reaccionamos frente a aquello que viene a desfondar lo establecido. La reacción no siempre es una pauta regresiva. nuestro aparato psíquico genera barricadas frente a aquello que muchas veces no estamos aún preparados para deglutir internamente. Pero tampoco la locura tiene porque ser necesariamente negativa. El acceso a la locura, y a todo el universo que se despliega con ella frente a nuestros ojos es muchas veces el parámetro de cordura que nos ofrece el destino para poder mutar hacia aquello que ya somos y que desconocemos que somos.

Los grandes avances que ha gestado el ser humano siempre surgen de una necesidad. Integrar cierre y apertura, percibiendo cuando y cómo operar en dichos movimientos es la clave para poder avanzar y penetrar en lo que aún no podemos observar de nosotros mismos. Re planetarnos qué es la reacción y qué es la locura en cada uno de nosotros implica una revisión fundante que tiene enormes repercusiones en la vida individual pero también colectiva, ya que todos los paradigmas humanos construidos hasta el presente presentan sus bases acomodadas y cimentadas sobre estos conceptos, que son, parte de las calves para repensar nuestra vida como especie. Los grandes movimientos humanos totalitarios que han apuntado a un cierre de la brecha social han estado vinculados a un momento de reacción y de cierre que ha tenido sus consecuencias nefastas, así como también hemos transitado momentos en los que la locura como concepción ha arrasado y penetrado en nuestra vida anímica trayendo brotes de sinsabor, que han aniquilado toda posibilidad de inventiva y creatividad.

Desde esta perspectiva, el arquetipo Lunar y el arquetipo Uraniano están inextricablemente unidos sugiriendo una funcionalidad acorde que sólo está en nuestras manos revelar y desarrollar. Sólo tenemos que hacer conscientes las pautas incorporadas y darle rienda suelta al espíritu.

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